Las plantas y el suelo como seres vivos.

 

Antes de entrar en el mundo práctico de la Agrohomeopatía, debemos dejar claros algunos conceptos generales sobre el suelo y las plantas.

La homeopatía funciona en organismos vivos y como tal tenemos que tratar tanto a las plantas como al suelo.

El suelo no es solo un sustrato inmóvil donde se siembran las semillas para que estas germinen, el suelo está vivo y compuesto por microorganismos, minerales y pequeños animales que en su conjunto actúan como un solo individuo.

Si eliminamos alguno de los elementos que forman el suelo entonces tendremos un suelo pobre donde las plantas no se desarrollarán correctamente.

Las plantas por su parte también son seres vivos, los primeros que habitaron nuestro planeta y por esta razón, es muy útil conocerlas y aprender de ellas. Las plantas están compuestas por tejidos y células y en su interior circula la savia que es el equivalente a la sangre para los humanos y animales.

El agua es un elemento esencial para las plantas, ya que el agua viaja desde las zonas con mayor potencial hídrico hacia las zonas con menores potenciales. Una planta en un suelo óptimo absorbe agua por las raíces, esta viaja por el xilema (savia bruta) hasta llegar a las hojas, donde se evapora y pasa a la atmósfera, la cual tiene un potencial hídrico realmente bajo. Este proceso se llama transpiración.

Así la mayoría del agua absorbida por la planta es evaporada en las hojas. Estas fuerzas de evaporación crean una tensión negativa que es la que “tira” del agua hacia las ramas superiores. También existe otra fuerza que hace subir el agua por el xilema de la planta; es una presión positiva ejercida por la raíz que absorbe agua e iones, que disminuyen el potencial hídrico de la raíz con la consecuente entrada de agua por ósmosis desde el suelo que contiene nutrientes esenciales.

La relación entre las plantas y el suelo es obvia, pero siempre es bueno enfatizar ya que es muy importante para comprender como funciona la homeopatía en estos sistemas.

El suelo no solo le brinda a la planta los elementos que necesita para su crecimiento, sino que la planta le devuelve también elementos importantes para el mantenimiento del suelo, como enzimas y metabolitos que ayudan al buen desarrollo de los microorganismos que viven en el suelo.